Te escribo porque no tengo otra forma de comunicarme con vos. Porque todo lo que te quiero contar no es sólo un mensaje de texto. Quizás lo que te quiero regalar es un texto, unas cuantas palabras que describan un viaje, ordenadas en una justa combinación, una guía para que cada vez que las leamos vayamos a esos lugares, recordemos el sentiemiento y lo desmenucemos: conocerlo en todas sus partes, ver su evolución.
Te escribo porque de esta manera comparto todo lo que quiero, y me gusta sacar al exterior (todo lo que pueda) esto que me pasa interiormente; y quiero que sepas que te extraño, te pienso, que me encanta recordar tu sonrisa y vulnerabilidad.
Te escribo porque de esta manera sé que podré viajar en el tiempo.
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Un texto (parte primera)
El orden que aparecen las palabras, cuando nacen solas y fluyen, el orden que aparecen los pensamientos es el mapa, como se van dando, y así sabemos a qué le estamos dando más importancia, y su desarrollo.
Los signos de puntuación son muy importantes para acompañar este valor sintáctico. Ellos dan la música y el ritmo. Como en la vida.
Hay lapsos de tiempo, y como ahora estoy exclusivamente escribiendo, puedo dejar la lapicera y volver a conectarme con lo que estaba sintiendo (que no es tan fácil pero lo logro) Agarro rápido el ritmo para contar lo que estoy viviendo: no me parece menor darme cuenta que me doy mi tiempo, que me abro, que si me concentro encuentro el estado por el cuerpo (esta vez estaba bajando por los brazos)
-ms
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