25 septiembre 2012

Confesar

Este es el momento. Uno sabe que tiene que escribir cuando ya todas las palabras que dicen sin un poema, permanentemente con sentido. Este es el caso, una angustia bastante familiar ya.
Si me conecto un poco y te pienso, escucho tu voz tan claramente que no me explico de dónde viene tanto daño.
Es notable, me llama mucho la atención nuestra susceptibilidad, y capacidad de herir aquello que queremos.
O quizás la angustia es eso, que quisiera quererte, pero no te quiero.
Entonces, para justificar mi falta, opto -inconcientemente- por minimizarte, desvalorizarte, menospreciarte, y quizás, en escasos momentos, cosificarte.
Pero no, no es maldad. Es verdad, pura verdad. Verdad subyacente. Esa verdad que está, que es menester respetar pero que uno no lo sabe concientemente como para reconocenrelo cuando lo escucha. Lo sabe, pero no puede ponerlo en palabras porque no es conciente de ese saber.
La ignorancia.
Ojalá yo pudiera pensar que la razón es porque "yo soy así" o "porque vos....", adjudicarlo a un afuera que no es, que no existe. Todo es molestia cuando no hay amor que justifique que uno le abra el corazón a alguien.
No, ni siquiera es abrir el corazón, son los momentos cotidianos, los ratos de privacidad,, y cuando no está el hilo que une a las dos personas, hay una que sobra...
Y ahí las trampas de la mente, entonces uno debe respirar profundo y dejar de mentirse, o mejor: aceptar lo que ya sabe; y lo que era verdad subyacente ahora lo es todo. Aceptar sus alas y su capacidad de volar dentro del confort de la jaula.
Y eso libera, para que la ignoracia se convierta en materia prima del conocimiento.
Mi enojo, mis malas contestaciones, en realidad eran parte de algo más grande: yo no te amo.
Pensé que en este momento estaría escribiendo sobre buscar tu sombra en mi ventana, o nuestros sueños en la carpa, un barquito de papel en una laguna....
Me concedo, en el mismo texto, la posibilidad de asumir nuestro amor eterno mientras duró.
Pero después entendí que no era amor por vos, sino que me asombré con la magnitud de mi amor ¡cuánto que puedo amar y sentir!.
Alguien dijo una vez (y por eso entiendo como me duele el pecho ahora): "la verdad no duele, lo que no tiene es remedio".
Y esta es mi verdad.


-MS
junio'12

No hay comentarios.: