hay un dejo de tristeza, no, angustia, ¿a qué se debe? Me doy cuenta que es crecimiento, que ya no soy quien era, algo cambió; que puedo tomar decisiones inteligentes, que se respaldan en la razón, que nacen de un sentimiento. Empiezo a respetarme sin juzgarme.
Aprendo el silencio y la observación. Antes de modificar, chekeo. Puedo optar por justificarme o por escuchar qué proponen.
Justificarme es creer que el otro no ve/escucha, o quizás la vergüenza de saber que estoy siendo observada(?), hasta que empiezo a entender que si alguien ve (con cualquiera de los sentidos), no necesita que el otro hable sino más bien que haga lo que se le pide. Si no, parece que se estuviera defendiendo.
Por eso me pregunté:0 "¿de qué me defiendo? estoy acá para aprender, para dejarme guiar". me dó resultados casi instantáneos. maravilloso.
Claro que no es nada fácil, pero como todo: practicarlo es una experiencia inexplicable. Uno siente como un capullo se abre en el corazón.
Y me 'equivoco', me cuestiono, voy para atrás, para adelante, me tropiezo, no siempre es tan lindo como suena en la poética de las palabras. Pero si no se conoce por la experiencia, ¿cómo se conoce?.
Todo lo que hoy sé, en algún momento lo desconocí, y de lo que hoy me resulta tan natural, más de una vez - remoto en el tiempo y no tanto- metí la pata. La ignorancia no puede ser juzgada. El primer paso, sabiéndome curiosa, es no juzgar la mia propia.
-m suhcled
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